El uso de cerámica para exteriores se ha transformado en un recurso estrella al que echan mano muchos arquitectos actuales para dotar de personalidad a los edificios que diseñan. La podemos ver en multitud de edificios públicos, repartidos por todo el mundo. Este material es un sello de la arquitectura contemporánea.
Un claro ejemplo de ello es la pérgola que cubre la entrada a la Estación Intermodal de Plaza España, en Palma de Mallorca. Un cubo abierto, formado por celosías de cerámica, levantada con unos pilares de hormigón, sobre las escaleras automáticas que bajan a la estación.
La vieja estación de tren se ha convertido hoy en una amplia plaza peatonal, donde los antiguos edificios ferroviarios están ocupados por cafés y restaurantes. El trazado que antes seguían las vías, nada más salir de la estación, hoy es un extenso y bullicioso parque público: “Ses Estaciò”
La salida de los trenes de vía estrecha que conducen a Inca y a Manacor está bajo tierra. Como una parte del trazado ferroviario en Palma, donde las vías están soterradas. Al lado de la nueva estación de tren, en el subsuelo de la plaza, se ha creado una estación de donde salen los autobuses que conectan la capital por los pueblos.
Me atrevería a decir, sin riesgo a equivocarme, que por esa estación pasan cada día un millón de personas, si no más. Plaza España es el centro neurálgico de Palma. Y esa estructura de cerámica le aporta un toque de modernidad a una plaza que conserva un regusto entre colonial y modernista, de principios del siglo XX.
El diseñador industrial Miguel Bartolomé participó en aquel proyecto. Hoy, junto a la también diseñadora Cristina Serrano dirigen la web Cerámica para Arquitectura. Un interesante proyecto digital donde comparten sus conocimientos sobre este material y ponen a la venta algunos de sus productos al servicio de arquitectos y empresas de construcción. Un ejemplo palpable de que la cerámica para exteriores está de plena actualidad.
La cerámica en los edificios modernos.
La Estación Intermodal de Palma de Mallorca no es ni mucho menos el único ejemplo del empleo de la cerámica en la arquitectura contemporánea. Hay multitud de muestras repartidas por todo el mundo, algunas, realmente asombrosas.
Una que me llamo especialmente la atención fue el Centro de Arte y Cultura de Strait, en Frozhou, una ciudad de China, situada junto al río Min. Lo descubrí visitando el blog de arte Dultura Decò.
Se trata de 5 edificios circulares o curvilíneos, dispuestos en semicírculo, junto a la ribera del río, donde cada uno de ellos alberga una instalación cultural. Uno de ellos es una sala de exposiciones, otro un cine, otro un teatro, otro un auditorio de música y el más grande de todos es el palacio de la ópera.
Los 5 están recubiertos de cerámica blanca vidriada, si bien el diseño y la forma de las lamas y azulejos empleados en cada uno de ellos es diferente, lo cual le da una identidad propia, dentro de un conjunto armónico. En el Palacio de la Ópera, la cerámica impregna a su vez el interior. Hasta tal punto, que por los colores y las formas empleadas, parecen como si el espectador o el visitante se sumergiera en el fondo de un Oceanográfico.
En Portugal, un país donde el uso de la cerámica está bastante integrada en su arquitectura tradicional, encontramos un ejemplo curioso, que no por ello, deja de ser hermoso. Se trata de la fachada del Tanatorio Municipal de Alvaho, en Madeira. El edificio donde se vela a los difuntos es un cubo recubierto de baldosas verdes. Detrás de él se encuentra la capilla, que ha sido decorada con azulejos de cerámica blanca, y al fondo del todo, se halla el cementerio de la ciudad.
El contraste de formas y colores no deja indiferente a nadie. Cuentan los arquitectos que realizaron el proyecto, no sin cierta gracia, que el ayuntamiento, en un principio, los contrató para reformar el baño. Cuando se percataron de todas las posibilidades que ofrecía el complejo, se pusieron a darle forma al proyecto. Al final, con su creatividad, transformaron un equipamiento municipal en una obra de arte.
Un material perfecto para exteriores.
Una de las razones que llevan a los arquitectos actuales a que recurran a la cerámica para recubrir las fachadas de sus edificios es por las características naturales de este material, por su carácter funcional. Estas son algunas de las cualidades que lo hacen idóneo para trabajar en exteriores:
- Resistencia a la intemperie. Soporta bien las variaciones de temperatura, de humedad, la lluvia e incluso la radiación solar.
- Un material duradero. Es un material robusto que mantiene sus propiedades físicas durante décadas, incluso en condiciones adversas al aire libre.
- Es impermeable. La cerámica tiene una absorción de agua muy baja, lo que evita filtraciones, manchas de humedad, etc.
- Resistencia al desgaste. Aguanta bien el tránsito constante de personas y vehículos, lo que lo convierte en una opción ideal para fachadas expuestas al tráfico rodado o situada en vías transitadas.
- Es resistente al fuego. La cerámica es incombustible, no arde ni emite gases tóxicos, aumentando seguridad en exteriores.
- Es un elemento estable. No se deforma ni se dilata ante los cambios de temperatura, lo que asegura su integridad en fachadas y pavimentos.
- Resistencia al salitre del mar. Quizás, una de las características de las que menos se habla es que es resistente al efecto del salitre y la corrosión en ambientes marinos. Lo que la convierte en un material perfecto para trabajar con él en zonas costeras.
Un gran potencial estético.
Otro de los atractivos de la cerámica es su gran potencial estético. Una seducción a la que no han podido escapar grandes arquitectos de la historia, como Gaudí. Quien utilizó la cerámica en algunas de sus creaciones más emblemáticas, como la fachada de la Casa Milá o el lagarto que da la bienvenida a los turistas que visitan el Parque Güell. Un material que, sin duda, da rienda suelta a la creatividad artística de los arquitectos. Estas son algunas sus propiedades en este sentido:
- Variedad de acabados y texturas. Puede imitar piedra, madera, cemento o presentar superficies lisas, rugosas o tridimensionales…
- Amplia gama de colores. En este material tenemos desde tonos naturales hasta colores intensos y brillantes, lo que permite personalizar, sin problemas, fachadas y elementos decorativos.
- Posibilidad de crear composiciones artísticas. El uso de azulejos y baldosas permite diseñar mosaicos, murales o patrones geométricos que enriquecen visualmente cualquier fachada.
- Juegos con la luz. Los esmaltes y acabados vidriosos reflejan la luz de manera especial, creando efectos de luz atractivos.
- Tradición y modernidad. En España y otros países mediterráneos, la cerámica conecta con una fuerte herencia cultural, heredada de la presencia romana en la zona y potenciada por el arte árabe en la edad media. Algo que conecta con una corriente en la arquitectura contemporánea que hace guiños a la tradición.
- Versatilidad en aplicaciones. La cerámica se puede usar en suelos, fachadas ventiladas, revestimientos, murales artísticos o elementos ornamentales, integrando lo funcional con lo decorativo.
- Personalización. Técnicas como el esmaltado, la serigrafía o la impresión digital sobre cerámica o, incluso, la pintura a mano tradicional, permiten crear diseños únicos y adaptados a cada proyecto arquitectónico.
- Integración con el entorno. Su variedad de estilos facilita armonizar tanto con el paisaje natural como con los entornos urbanos. Lo que la convierte en un material versátil y todoterreno.
Un material sostenible.
Otra de las características de la cerámica, que no podemos despreciar, y que está alineada con la creciente preocupación por el medioambiente, es que se trata de un material sostenible.
Así lo pone de manifiesto el periódico digital Castellón Plaza, quien remarca los esfuerzos que se están realizando en el sector en la reutilización, reciclaje y eficiencia energética en la fabricación de cerámica. Es importante esta noticia, pues no debemos olvidar que la provincia de Castellón es el principal productor de cerámica para la construcción de toda España. Con grandes marcas referentes en el sector como Porcelanosa o la denominación Gres de Nulles.
Si bien, la producción de cerámica es asimilable por la economía circular, esta materia posee una serie de características que la hacen, ya de por sí, un material ecológico y sostenible.
En primer lugar, proviene de materiales abundantes en el planeta como la arcilla. Con una alta capacidad de regeneración. Y con el poder de ser reciclada y reutilizada, una y otra vez, en infinitas ocasiones, sin que nunca pierda sus propiedades físicas. Lo que facilita que se reduzcan los residuos que vertemos a la naturaleza.
Ya hemos visto que la cerámica es un producto duradero. Que resiste, hasta en las condiciones más complicadas, durante años. Sin necesidad de ser reemplazada.
La cerámica, a su vez, es un material impermeable y aislante. Lo que favorece que los edificios consuman menos energía en su mantenimiento y que, por tanto, se reduzca la huella de carbono.
Un material, sin duda, acorde con los tiempos que vivimos.